Turrones caseros para hacer en familia

Turrones caseros para hacer en familia

En esta época, los turrones, mantecados y mazapanes son los dulces más consumidos. Sin embargo, estos productos suelen estar cargados de azucares, así como de otro tipo de ingredientes que no son del todo saludable. Por ese motivo, sería mejor si los preparamos en casa. Hoy te enseñaremos a hacer diferentes tipos de turrones caseros, los cuales, podréis disfrutar en familia. Si tienes curiosidad y te atreves con algo más complicado, también te contamos la receta roscón de reyes.

Tipos de turrones

Actualmente existen infinidad de tipos de turrones. Prácticamente, podemos encontrar turrón de cualquier sabor, así como con diferentes texturas. Además, cada vez es mayor la variedad de turrones sin gluten, sin lactosa y sin azúcar, por lo que casi todo el mundo puede consumirlos. Sin embargo, hay algunos tipos que son los más conocidos, o los que se llevan fabricando desde hace más tiempo.

Los tipos de turrones más conocidos son los siguientes:

  • El turrón duro o de Alicante está fabricado con una base de pasta de miel, almendras enteras y una oblea por la parte superior e inferior.
  • El turrón blando o de Jijona se elabora con almendras molidas y miel. Desde hace unos años también podemos encontrar otra variante, la cual, en lugar de almendras lleva cacahuetes.
  • Hay diferentes tipos de turrón de chocolate. El más conocido, y quizás el favorito (sobre todo de los niños) es el que se elabora con arroz inflado. No obstante, también encontramos con distintos tipos de frutos secos. El más común es el de chocolate con leche, pero desde hace tiempo, también encontramos con chocolate blanco o negro.

Aunque esos tres tipos de turrón son los más conocidos, y quizás, los más consumidos, también hay otras variedades que tienen mucho éxito, como son los de guirlache, crema catalana, trufa o coco.

Como hacer turrones caseros

Hacer turrones caseros es más sencillo de lo que parece, sobre todo, si optamos por recetas simples de los tipos de turrones convencionales. Si los haces tú, puede ser una oportunidad muy buena para hacerlos más saludables, y aptos para toda la familia.

Turrón duro

Sin duda, este es uno de los turrones más ricos que podemos hacer, y es más sencillo de lo que parece. Para hacer tu propio turrón de Alicante necesitarás los siguientes ingredientes:

  • 130 gramos de miel
  • 100 gramos de azúcar
  • 225 gramos de almendra cruda
  • 1 clara de huevo
  • 50 gramos de azúcar glas

Ahora comenzaremos con la elaboración. Para ello, tostaremos en una sartén las almendras hasta que queden doradas. No utilices las que ya vienen tostadas, pues normalmente incluyen sal.

Por otro lado, funde la miel hasta que quede líquida, y después, añade el azúcar sin dejar de remover. Esta mezcla será una especie de caramelo más blando que el común. Retíralo del fuego.

Ha llegado el momento de hacer una especie de merengue con la clara de huevo y el azúcar glas. Ve incorporando el merengue a la mezcla de antes poco a poco y con mucho cuidado, hasta que quede bien integrado.

Por último, ha llegado el momento de armar el turrón. Para ello, utiliza un molde rectangular y reparte por todo el fondo las almendras. Después, añade por encima la mezcla de merengue, azúcar y miel. Cuando termines, aplástalo todo muy bien y coloca encima un papel de hornear. En lugar del papel de hornear podrías poner debajo y arriba una oblea, la cual da un toque delicioso, aunque, puede ser complicado encontrarlas en los supermercados.

Turrón blando

El turrón blando o de Jijona es también otro de los tipos de turrón con más adeptos. Su sabor es muy rico y puede ser perfecto para los niños por su textura. Es muy fácil de recrear, por lo que compartiremos contigo su receta para que podáis disfrutar de él en familia.

Los ingredientes que necesitarás son los siguientes:

  • 300 gramos de almendra molida
  • 50 gramos de azúcar
  • 200 gramos de miel clara
  • 30 gramos de clara de huevo pasteurizada
  • Un poco de sal

Comenzaremos la preparación tostando en una sartén las almendras, las cuales, puedes ser ya molidas, o, si tienes un poco más de tiempo, mejor enteras y de buena calidad, pues el sabor será más rico. Cuando estén doradas, apagamos el fuego y las dejamos enfriar.

En el caso de que hayas optado por almendras enteras, deberás molerlas. Puedes escoger la textura que más te guste. No te preocupes si quedan algunos trozos algo mayores, pues esa variedad de textura resulta ser un contraste agradable.

Pon al fuego la miel con el azúcar y deja que se integre todo bien. Hazlo a potencia baja para que se cree una masa semilíquida con una textura homogénea. Apártalo del fuego.

Por otro lado, bate la clara de huevo con unas varillas o tenedor hasta que se forme una especie de espuma. Añádelo a la mezcla anterior y ponlo nuevamente al fuego a baja potencia, sin dejar de remover en ningún momento, pues así evitarás que la clara se cuaje. Quedará una crema espesa.

Ya solo nos queda retirarlo del fuego y añadir la almendra y la sal. También podrías agregar un poco de canela y ralladura de limón. Mezcla todo con energía hasta que obtengas una masa maleable y espesa.

En último lugar, échalo en un molde, cúbrelo con film o papel de horno y pon un peso encima. Deja que se atempere y después, mételo en el frigorífico al menos seis horas, aunque, lo ideal es que esté toda la noche.

 

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